miércoles, 17 de marzo de 2010

DÍA 0

Harto de levantarte por las mañanas y no tener nada que hacer. Harto de tener que quedarte en casa los sábados por la noche, porque no tienes dinero que gastar. Harto de preguntar en cada puto bar cuanto cuesta la cerveza antes de que te la sirvan. Se acabó. Necesitaba un curro enseguida. La solución se encontraba en un centro comercial.

Después de lanzar currículums y convertirme en una de las personas más vulnerables de este país, al conseguir que todas las tiendas de Barcelona tuvieran todos mis datos, me llamaron de unos grandes almacenes, donde venden aparatos electrónicos de todo tipo. Aunque tienen un pequeño estante donde venden libros, también. Para que nadie diga que allí sólo entran lerdos. Aunque luego esos libros no los compra ni Dios. Yo creo que no están ni escritos, que son hojas en blanco, lo único verdadero es la tapa, para que parezca real.

Me concertaron una entrevista. Eso significaba que tenía que ponerme unos pantalones. Una vez solucionado lo de los pantalones me fui a la tienda en cuestión. Al llegar un encargado de seguridad me hizo un chequeo. Yo se lo agradecí, porqué ya era hora que alguien más, a parte de yo mismo, me tocara un poco. El hombre de la porra me dijo que esperara. Me mandó a la sala de descanso, el lugar más concurrido en España después de las oficinas del INEM. Allí observé que hay una extraña afición por los Tigretones y los Bollycaos. Al fin me entrevisté con el jefe de RRHH. La entrevista fue de lo más entretenida. El hombre empezó a hacerme preguntas psicológicas, lo cual era lógico, porque justo detrás suyo había el título de su Master en Recursos Humanos, o lo que es lo mismo, Cómo engañar al personal. Me preguntó cosas del estilo “Cuales son tus virtudes y tus defectos”. Yo quería contestarle cosas como “Virtud: Follarme a tu madre y a tu hermana” “Defecto: No poder follármelas a la vez”, pero luego recordaba que quería conseguir el trabajo, así que le respondía como es debido. Al final de la estúpida entrevista me dijo que tenía un puesto libre en una de las cajas, donde los clientes pagan (Lógico, una vez más). Yo asentí con satisfacción, pero lo mejor vino justo después cuando me dijo:

– Aunque ya sabes que estos trabajos son para las chicas...

Ahí sí que no pude evitar reírme. Le dije que no había problema, que podría realizar el trabajo a la perfección, siempre y cuando no fuese obligatorio coger las tarjetas de crédito de los clientes con los labios de la vagina, porque ahí sí que tendríamos un problema. Vale, esto último no se lo dije, pero hubiera estado bien, ¿Verdad?

Me dijo que todos mis compañeros serían chicas. Yo pensaba “¿Y dónde coño está el problema?”. Al final el macho alfa cedió ante mi postura y permitió que un hombre ocupara el puesto de cajera. Nos dimos la mano y me fui. Él aprovechó para desayunar y ahí se quedó, comiéndose su plátano mientras se rascaba la cabeza. Darwin estaría orgulloso.

8 comentarios:

  1. ni Buenafuente me hace reir tanto, este blog lo sigo!

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  2. Simplement, sublim, directe al meu google reader

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  3. Ya veo que sufriste una experiencia traumatica y supiste ver la luz al final del túnel. ahora ya estas preparado para afrontar tu destino.Si sigues escribiendo en el blog este te sera revelado (El destino no el blog).
    El articulo a sido clonado y sera fusilado en:
    "el blog de franborg"

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  4. XDXDXDXD, has conseguido sacarme una carcajada. Me quedo.
    Por cierto, te entiendo. Yo soy mujer y me pasa lo contrario; que estoy en un "trabajo de hombres", aunque en mi caso es más bestia, pues sólo somos 4 mujeres a nivel mundial trabajando en esto. Así que imagínate las bromitas de los jefes, encargados y compañeros los primeros meses.
    En fin...
    Un saludo.

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  5. Perdona, soy la del comentario anterior. Que con tanto perfil, me hago un lio hijo. Te sigo con este. Un saludo!

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